Para la mayoría de los negocios, el diseño del paquete es la cereza encima de cualquier empresa de marca. Como una de las formas más directas de interacción que su público tendrá con su marca, el diseño de envases no sólo debe ser práctico sino también una buena representación de quién es usted como empresa. Debe ayudar a reforzar el mensaje y los ideales de su empresa y ser representativo de su público y de lo que éste aprecia en términos de estilo de vida y estética.
La identidad es diferente de ser sólo una marca o un logotipo, de hecho va mucho más allá, y entender la identidad de la marca hará que cualquier empresa de diseño sea mucho más fácil de definir. En la mayoría de los casos, está compuesta por muchos aspectos visuales, incluyendo el logo pero también el diseño web, el material de marketing, la tienda en sí y por supuesto, el embalaje. Todas estas cosas que representan la marca desde un punto de vista visual suelen seguir las mismas pautas establecidas en términos de color, fuente, diseño, etc. Pero si una empresa está arraigada en creencias firmes, por ejemplo, en el ecologismo o la vida sana, eso también se convierte en parte de su identidad. El embalaje debe ser indicativo de todo esto, utilizando los respectivos ejemplos anteriores podría incluir tazas de café hechas de un material reciclable o botellas de agua flexibles para su portabilidad durante la actividad.
En la Agencia Leovel sabemos que no somos los únicos que confiamos en nuestra intuición para influir en nuestras decisiones de compra. De hecho, cuando se trata de comprar, la mayoría de la gente confía en sus instintos y emociones más que en cualquier otra cosa y el envase puede ser muy persuasivo. Dependiendo del público al que se dirija, puede ser cuestión de mostrar ciertos elementos del producto o del propio envase (como la sostenibilidad), atender a una cierta generación (como los niños) o simplemente ser inteligente al respecto (el viejo «ya veo lo que hiciste allí»). Los diseños de envases realmente inteligentes son los que se pegan en la mente y hacen que la gente hable, que es el último logro de la comercialización. Por ejemplo, tomemos los envases que se han inspirado en el producto, como un tarro de miel hecho para que parezca una colmena, o los que incorporan el producto directamente en el diseño del envase mismo.
Como en cualquier diseño, la funcionalidad es clave y el diseño del paquete no es diferente. El objetivo final de cualquier producto es generar una experiencia positiva y el diseño del envase contribuye a ello desde el principio. Considere la practicidad del diseño, ¿qué tan fácil es acceder al producto? ¿Es difícil de manejar y de almacenar? ¿Es práctico para la vida diaria? Por supuesto que el diseño gráfico fuerte y la apariencia importan, pero la funcionalidad nunca debe ser comprometida por el bien de la belleza. Haz de la experiencia del usuario tu máxima prioridad y deja que cualquier otra decisión evolucione a partir de ahí.
Después de todo lo dicho y hecho, la moraleja de la historia es hacer su tarea en la comprensión tanto de la identidad de la marca como de la audiencia. Pero también es importante correr riesgos; a veces la mejor manera de destacar es salirse de los caminos trillados y dejar ondear la bandera. Al final del día, un buen diseño de envases es un activo valioso y si diseñas pensando en el consumidor, te pagarán diez veces más con la lealtad a la marca.